Con las flores obtenidas se realizan al menos 200 cruzamientos de diferentes tipos cada año (Figura 1). El más usado es el “biparental”, que se obtiene por la cruza de un progenitor femenino y uno masculino (Figura 2). El segundo tipo es el “policruzamiento” en el que dispone a una variedad como progenitor femenino y más de una variedad como progenitor masculino. También se realizan “autofecundaciones”, en el que la misma variedad se coloca como progenitor femenino y masculino. El proceso de cruzamiento tiene una duración de 30 días desde que se instala el cruzamiento hasta la maduración de la semilla. Para conservar las flores vivas en este periodo se realizan “acodos” (obtención de raíces aéreas), un mes antes de la fecha de floración, y se mantienen en una solución hidropónica. Luego de los treinta días se cortan las flores y se secan en condiciones controladas (18% de humedad relativa y 17 oC) durante 24 horas. A continuación se limpia la semilla (Figura 3) y se vuelve a secar en las mismas condiciones anteriores, por otras 24 horas. Para finalizar este proceso se toma una muestra de 0.5 o 1.0 g de semilla y se determina su porcentaje de germinación, determinándose así que cruzamientos son viables y se sembrarán en el siguiente estado I.